LA ULTIMA PATAGONIA

 
Estas tierras dispersas en los confines del mundo -en la costa patagónica chilena, entre los paralelos 50º y 51º de latitud sur y a 24 horas de navegación desde Puerto Natales (180 millas náuticas) y ubicadas en las proximidades de la entrada norte del Estrecho de Magallanes- bautizadas como los cincuenta rugientes –ya el solo nombre nos intimida- han fascinado siempre a los exploradores. En el siglo XVI, siguiendo las huellas de Magallanes, una carabela española desembarcó en una isla calcárea aislada; que fue bautizada con el nombre del navío "Madre de Dios". Y a pesar de que la presencia humana en el archipiélago, en la actualidad, está confinada a la explotación de caliza en la cantera Guarello -con una ley de carbonato de calcio del 96%- permaneció casi invariablemente olvidada hasta el año 1997 -con excepción de algunas exploraciones geológicas nacionales- cuando una expedición espeleológica francesa en viaje a la isla de Diego de Almagro, descubre un paisaje único en el mundo: los glaciares de mármol, convirtiéndose a partir de esa fecha, en el centro de interés de la comunidad científica mundial.
El año 2000, retornan los científicos de la Federación Francesa de Espeleología en compañía de geólogos chilenos e inician la exploración sistemática de las cuevas y el relieve de la isla. En su estadía descubren el Sumidero del Futuro, segunda cavidad en profundidad de Sudamérica (-376 metros) y el sumidero del Tiempo (2500 metros de desarrollo). En total recorren más de 8 kilómetros de galerías en 32 grutas… Y fue esta exploración la que permitió abrir una ventana hacia un mundo absolutamente desconocido y casi surrealista. Sin embargo, por aquella fecha, nadie podía presagiar que esta isla olvidada de toda investigación humana por su inaccesibilidad natural -climática y geográfica- durante siglos, iba a revelar tesoros científicos de la magnitud de los que conocemos hoy.

Y debieron transcurrir otros seis años más (2006) para que pudiese arribar una nueva expedición de alto nivel científico y bien equipada –con una inversión de mas de 800.000 dólares- para poder comenzar a desentrañar los misterios del archipiélago y descubrir, entre otras tantas cosas: sepulturas Alacalufes -pueblo primitivo- en diversas cuevas con una antigüedad próxima a los 4.500 años y pinturas -dibujos antropomórficos o figuras geométricas- desconocidas en estas latitudes.

Si bien hay referencias de que los Alacalufes eran diestros navegantes de los canales patagónicos, no existían antecedentes concretos de que hubiesen alcanzado la costa del Pacifico, por lo que este hallazgo supone una nueva frontera territorial. Desde el punto de vista de la paleoclimatología -estudio de las características climáticas de la Tierra en épocas pasadas- el descubrimiento más significativo esta localizado en la cueva de la Morrena, que aporta un archivo de depósitos glaciares con un espesor de más de 20 metros, que pudiese corresponder a un depósito contemporáneo de glaciación, incluso a los dos últimos o a fases sucesivas y una estalagmita –formación calcárea que crece desde el suelo- posterior al depósito morrénico, que se esta datando mediante el método uranio-torio para definir su antigüedad.

Recordemos, dice uno de los científicos, que las estalagmitas se forman durante las fases de recalentamiento terrestre y ello supone la existencia de vegetación, en consecuencia de emisiones de gas carbónico desde el suelo.

Es un hecho muy significativo conocer este período de recalentamiento postglaciar que permitió la formación de la estalagmita, ya que no existen registros de este tipo en esta región austral.... Hemos supuesto –agregan- que estos territorios han estado bajo una capa de hielo muy importante –en los últimos 10 millones de años- por lo que estos antecedentes, nos producen un quiebre muy significativo de nuestras teorías… Finalmente, señalaron, en la cueva de la Ballena, se descubre un cementerio de cetáceos a seis metros por encima del nivel de las pleamares, hecho que podría indicar, por una parte, el elevamiento post-glaciar de la región y por otra, podría dar cuenta de la variación del nivel del mar en épocas pasadas. El hallazgo de las osamentas de cetáceos se esta datando con C14 y análisis de ADN y constituye un descubrimiento paleontológico de gran trascendencia.

El archipiélago Madre de Dios, a priori, posee todas las condiciones necesarias para declararlo un “desierto biológico”. Sin embargo -señalan los científicos- nuestras exploraciones revelaron una diversidad de flora y fauna inusitadamente abundante para estas latitudes y condiciones climáticas, incluso bajo las actuales, al punto de semejarse por su fisonomía, a la selva húmeda ecuatoriana de las altas montañas o a la selva húmeda-musgosa de altura de Nueva Guinea (3.000 a 4.000 msnm).

Seguramente nuevas especies serán reconocidas por la ciencia en los próximos años... A modo de referencia, revelaron, “encontramos una sorprendente diversidad en invertebrados bénticos (que viven sobre el fondo) e hiporréicos (que viven en los sedimentos inundados bajo los ríos). Se recogieron al menos 15.000 invertebrados acuáticos; hasta ahora solo hemos reconocido 40 taxones diferentes, con al menos 20 familias de insectos distintas y aún nos queda una tarea muy ardua por delante…Para tener una estimación exacta de la biodiversidad de los ríos de Madre Dios, es necesario esperar aún”, queda mucho trabajo. No obstante ello, se han observado numerosos mamíferos y al menos reconocido 30 especies de pájaros durante la expedición. Nuestros colegas chilenos han observado, además, índices concretos de la presencia de muchas otras especies, que necesitamos clasificar con la ayuda de especialistas…Es sin lugar a dudas un medioambiente absolutamente hostil, pero de una abrumadora e inexplicable biodiversidad” que necesitamos esclarecer. La sorprendente biodiversidad observada durante el verano del 2006 –como señala otro de los integrantes de la expedición- nos obliga a plantearnos algunas cuantas interrogantes. Primero, si asumimos una “puesta a cero” de la vida sobre el archipiélago durante la “última glaciación”, es necesario resolver algunas preguntas aún más complejas y sorprendentes: ¿Cuándo ocurre? Fueron uno o sucesivos los episodios… Y a partir de su ocurrencia ¿Cómo se pudieron colonizar los ríos de manera tan importante, en tan poco tiempo y a partir de qué fuentes?. También cabría preguntarse sí ¿el último episodio glaciar tuvo la magnitud que suponen los glaciólogos?...La encrucijada científica planteada en el archipiélago Madre de Dios no es menor ni reciente, toda vez que, la información proporcionada por investigaciones sobre foraminíferos bentónicos –fósiles microscópicos de microorganismos, cuya presencia esta asociada a condiciones ambientales muy sensibles como: temperatura, salinidad, pH y profundidad, del medio donde habitaron- obtenidas en los canales patagónicos y aguas subantárticas recientemente y que son utilizados como un indicador indirecto, pero muy confiable, de las condiciones climáticas de su hábitat y cuya antigüedad puede medirse mediante el uso del isótopo estable de oxígeno O16 ó O18, en forma similar a como se utiliza del C14 en otras áreas; arrojan una información discordante con los modelos actuales de periodos de glaciación e ínter glaciación conocidos y asumidos como válidos.

Contrariamente a lo que se pudiera pensar, la presencia de foraminíferos muy antiguos –Fusulinidos y Crinoides- en testigos sedimentarios obtenidos en isla Guarello y sus proximidades, sugieren un hábitat de origen cálido, un remanente tropical, que no guarda relación con las condiciones actuales del archipiélago, ni menos con las que hemos asumido…hecho que viene a validar la tesis postulada por algunos geólogos nacionales de que este “bloque” -que por su origen calcáreo, fue parte de un fondo marino- habría emigrado desde latitudes tropicales y se “adoso” o “encallo” en esta parte del continente. La subducción posterior -hundimiento de una placa litosférica bajo otra- muy activa en esta zona, por encontrase en las proximidades del llamado “triple punto”, donde convergen las placas de Nazca por el norte, Antártica por el sur -ambas bajo el mar- y la Sudamericana por el oriente habría -como consecuencia de la compresión de los terrenos que produce su avance- contribuido a su fusión, al punto de considerarla erróneamente como parte de una unidad geológica, que no es tal…Estas fuerzas tectónicas plegaron el terreno sedimentario y provocaron en ciertos casos una fusión y recristalización de sus rocas.

Por otra parte, la expedición aporta otros antecedentes relevantes: “la pared interior de la cueva de la Morrena muestra dos acanaladuras glaciares horizontales, fenómenos observados por primera vez en un medio subterráneo. La cueva habría servido de receptáculo a los desechos rocosos transportados por el glaciar en el último período frío; donde se observan bloques envueltos en gravas (morrena típica), superficies de abarrancamiento (episodios de erosión) y arcillas y arenas sutilmente laminadas, que serían “barbas” glaciares formadas por sedimentación de un lago de fusión (deshielo). Estas barbas podrían corresponder a fases de recalentamiento “brutal” que se produjeron en los hielos… Intentaremos -señalan- comprobar si se trata de acontecimientos rápidos o forman parte de la sucesión de varias glaciaciones” Y una vez más volvemos a información que nos entregan los foraminíferos… Estudios recientes sitúan la primera glaciación en 14 millones de años y a partir de esta época, se ha podido establecer la ocurrencia de varios periodos. Algunos brutalmente intensos, en un corto periodo de años, otros menos intensos pero más extensos en el tiempo, hasta el más reciente y significativo que se sitúa hacia el año 1800. No obstante ello, en épocas más recientes, se evidencian otros micro periodos muy activos, por lo que desde el punto de vista micropaleontológico, habría una concordancia entre las “barbas” observadas en los sedimentos de las cuevas y la información proporcionada por foraminíferos obtenidos en testigos sedimentarios, que reflejan aumentos insospechados de temperatura, los cuales, según información proporcionada por (Hervé et.al.1999) sobre la base del análisis microscópico de trazas de fisión en apatita, indicarían que las rocas pasaron por la isoterma de 100°C (3-4 km al interior de la tierra) hace alrededor de 10 Millones de años, en el sector sur de la isla Diego de Almagro.

Es claro, en todo caso, que la solución de algunas de estas tantas interrogantes que nos plantea Madre de Dios, pasan por integrar información reciente que emana de otras disciplinas vinculadas a la geología -micropaleontología, paleoclimatología, paleobotánica, sedimentología, etc. y otras especialidades que bien pudiesen ayudarnos a comprender el problema del calentamiento global, que hoy nos aqueja.

En otro ámbito de hallazgos, habría que señalar que tarde, durante los últimos milenios, el hombre colonizo estos espacios rudos e inhóspitos que fueron habitados por pequeños núcleos de cazadores o recolectores nómadas que se desplazaban en rudimentarios barcos hechos de corteza de árbol (canoas). Del pueblo Alacalufe o Kawésquar, que frecuentó los canales patagónicos y la costa del Pacifico –Isla Madre de Dios- sólo han quedado algunos discretos rastros de su presencia: chozas, conchales, sepulturas y pinturas parietales. Por ello, los vestigios artísticos de su presencia encontrados en las cuevas litorales ubicadas en el seno Barros Luco, constituyen un hallazgo antropológico sin precedentes de su presencia. Este pueblo, si bien disponía de una organización social extremadamente sencilla y su población -por lo que se conoce- no excedió los 6.000 habitantes, se encontraba perfectamente adaptada a las condiciones climáticas imperantes en la región. Aún hoy en día, y lo hemos vivido a diario durante el verano del 2006 –señalan los expedicionarios- las condiciones climáticas –hasta 8.000 mm. de precipitaciones anuales, vientos huracanados -70 km en forma habitual- y temperaturas bajísimas- nos han complicado nuestro trabajo de investigación y en algunos casos ha sido imposible realizarlo, a pesar de todos los recursos tecnológicos que disponemos. Sin embargo, ellos pudieron sobrevivir por miles de años en un medio ambiente sumamente hostil en condiciones muy magras –casi desnudos, apenas cubiertos por alguna piel, desplazándose en botes de corteza y conservando el fuego en un cuenco de arcilla- para terminar desapareciendo como etnia hace poco menos de medio siglo, bajo la influencia del “hombre civilizado”, que vino a alterar radical y drásticamente su estilo de vida… introduciendo el alcohol y las enfermedades propias del el hombre “civilizado” para los cuales no disponían de mecanismos de defensa.

Es lamentable que los “salvajes” que pretendían ver los europeos… incluido el gran Darwin, que en su vuelta por el mundo, al encontrase con ellos en el canal Beagle, había escrito, antes de retractarse por cierto, que no se podía hablar exactamente de seres humanos... Esta visión, fue tal vez la que de alguna forma contribuyó a despoblar las frías tierras australes de sus primeros habitantes; de esta cultura que comienza a ser redescubierta y valorada a través de estos hallazgos antropológicos; constituidos básicamente por montones de conchas (lapas principalmente) y de restos alimenticios de mamíferos marinos y terrestres que los huéspedes de la gruta consumieron en torno a un hogar cónico que se encuentra presente en el centro de la cueva. “Es quizás una ocasión única de estudiar el régimen alimenticio de los cazadores y nómades marinos que habitaron estos territorios.

Y aunque Madre de Dios sea muy hostil al hombre, la isla constituye una reserva de biodiversidad y una verdadera referencia de un ecosistema  único, no afectado por el hombre, que ha estado protegida de las influencias humanas por su inaccesibilidad. “Estas paredes y su entorno, que forman parte de una encrucijada científica que esperan aclarar, serán objeto de estudio por parte de la comunidad científica durante un largo tiempo, porque contienen información relevante que permite investigar los cambios climáticos del planeta, y entre ellas, las razones del calentamiento global actual, como afirma Bernard Tourte, jefe científico de la expedición…No obstante ello, los científicos, a partir de estos descubrimientos, que en algunos casos no tienen ningún referente a nivel mundial, como es el caso de las cuevas calificadas de anchialinas -reconocidas por su gran biodiversidad- esconden una fauna distinta de todos los demás medios subterráneos encontrados, donde varias especies son nuevas para la ciencia, llevándonos hacia una nueva frontera científica… que trataremos de dilucidar con la información que se recopile el 2008 y las que, sin lugar a dudas se sucederán, en beneficio de la comunidad científica mundial.