La pesca con devolución en términos muy simples, más que una técnica o estilo, es una filosofía, un concepto ético ambiental aplicado a esta actividad. Una modalidad que gana adeptos a nivel mundial por considerase un “plus” de alto valor deportivo y ecológico, donde la “experiencia vivida” está por sobre el “beneficio obtenido" y cuyo objetivo es reducir la presión ejercida sobre los ecosistemas para garantizar su sustentabilidad, permitiendo que sea la propia naturaleza y sus mecanismos los que regulen las poblaciones.
Atrapar y devolver a la presa en condiciones saludables, es una práctica deseada no solo para cuidar el recurso, sino también, para extender las jornadas de pesca. En un territorio como el nuestro, donde abundancia, tamaño y variedad de especie de valor deportivo es sorprendente, alcanzar las cuotas de extracción legalmente permitidas, puede transformarse una jornada breve y frustrante. No obstante ello, el factor determinante para practicar esta filosofía de pesca, está asociado a la “habilidad o destreza” técnica del pescador, tanto para la captura como la devolución del pez.
- Para aquellos que se interesen en poner en práctica esta filosofía, algunas sugerencias: Lo primero y como condición “sine qua non”, para no terminar en el siquiatra, es liberarse del síndrome de privación y ausencia que produce regresar sin trofeos que mostrar.
- Despreocúpese que lo rotulen de “idiota" por gastar dinero, agotarse físicamente, andar húmedo, con frío, mal oliente o viajar largas distancias y volver con las manos vacías. Muchos piensan que es más simple ir al supermercado a comprar pescado. No comprenden el sentido y ni el espíritu de esta actividad… ¡Que esto no le preocupe!.
- No acepte encargos de aquellos que consideran que las truchas silvestres “son más apetitosas y saludables” que las ofrecidas en el comercio… Es un mito. Hoy considerando los estándares de producción en cautiverio, esto no tiene ningún asidero y por el contrario, le imponen compromisos innecesarios para disfrutar libremente de su pasatiempo favorito.
- No agote innecesariamente o talmente al pez.
- Evite que el pez capturado se golpee en las bandas de la embarcación o "rebote" en el piso o el muelle.
- Trate de tocarlo lo menos posible. Si debe sostenerlo hágalo dentro del agua -nunca con las manos secas- apoyándolo sobre la palma de su mano, sin apretarlo, evitando dañar la mucosa que lo protege. Una vez liberado esto impedirá defenderse adecuadamente, contra los microorganismos propios de su entorno.
- De preferencia, voltee el pez boca arriba al momento de liberar la mosca o señuelo artificial de su quijada. Así están visiblemente más tranquilos y facilita la extracción del anzuelo, pero no prolongue en exceso esta operación. Un pez boca arriba, es uno que pierde su orientación.
- No introduzca dedos u objetos dentro de la cavidad de las branquias (agallas).
- Utilice anzuelos sin rebarba y adecuados al tamaño de la captura, para evitar que ingrese a áreas profundas del sistema digestivo, imposibiliten su extracción, dificultando su devolución en condiciones saludables.
- Válgase de elementos específicos como red de mano o pinzas saca-anzuelos para evitar un maltrato innecesario.
- Si la extracción del anzuelo es dificultosa corte la línea (sedal) cerca de la boca del pez. No tire del anzuelo, que produce desgarros. Si no es posible sacarlo, por estar éste muy adentro de sus fauces, libérelo en esas condiciones, en la mayoría de los casos sobreviven.
- Si el pez se encuentra muy agotado colóquelo enfrentando la corriente y muévalo hacia atrás y hacia delante, con suavidad, de tal manera que el agua penetre por la boca y salga por las agallas para que se oxigene, hasta que se reanime.
- No lo golpee ni lo arroje, simplemente déjelo sobre el agua para que escape por sus propios medios después de recuperarse.