En la costa austral de Chile, frente a la pen铆nsula de Taitao (46° O9 S) existe una triple uni贸n geol贸gica muy activa, denominada el “triple punto de Chile”, donde convergen las placas de Nazca
y Ant谩rtica, que se desplazan al este y la Sudamericana al oeste.Tambi茅n se encuentra en este punto, la dorsal de Chile, que sirve de l铆mite
entre las placas de Nazca y Ant谩rtica, que est谩 siendo subducida, en el mismo
sentido que lo hacen las placas de Nazca y Ant谩rtica, bajo el margen
continental de Sudam茅rica.
La fricci贸n generada por contacto y
movimiento entre placas, en el margen convergente, genera una acumulaci贸n de
energ铆a, que puede liberarse, por un lado, como un desplazamiento violento entre
dos bloques separados por un plano de fallas -como la falla de Liqui帽e-Ofqui- generando
la ruptura de la corteza, como ocurri贸 durante el terremoto de Valdivia en el
a帽o 1960. El masivo evento rompi贸 la corteza en toda la zona de subducci贸n,
desplazando la placa de Nazca unos 30 a 40 metros por debajo de la placa
Sudamericana, entre las pen铆nsulas de Arauco (37°S) y de Taitao (46°S), en una
extensi贸n de m谩s de 1.000 km de norte a sur, generando el mayor sismo
registrado instrumentalmente en la historia de la humanidad (9,6° Mw, corregido el 2014, por el U.S. Geological
Survey).
Por otro lado, la subducci贸n tambi茅n causa
la fusi贸n parcial de parte del manto terrestre. Los volcanes originados en
zonas de subducci贸n -alineados en forma paralela a ella, como “arco volc谩nico”-
son muy grandes y de laderas pronunciadas, debido a la viscosidad de su magma y
causan erupciones de gran violencia, como es el caso del Volc谩n Hudson, 1991 o
el Chait茅n, 2008, ambos en territorio nacional y con 铆ndice de explosividad (IEV)
5 en la escala de 1 a 8.
Todo este conjunto
complejo de procesos geol贸gicos, ha modificado y redefinido profundamente, varias veces,
la geograf铆a no solo de esta zona, sino tambi茅n del pa铆s. Primero propiciaron
el levantamiento de la cordillera de la Costa, luego los Andes y posteriormente,
tras el hundimiento de la placa Sudamericana, que permiti贸 el ingreso del mar a las
zonas bajas y con ello, el surgimiento de una gran cantidad de islas -las m谩s pr贸ximas al
oc茅ano son en general 谩ridas y desnudas de vegetaci贸n, por estar expuestas a toda la fuerza
del viento- y promontorios que presentan un relieve 铆gneo, 谩spero e irregular, propios
de zonas de convergencia de placas tect贸nicas, asociada a una cadena volc谩nica muy activa.
Tras formarse
el relieve, la erosi贸n glaciar, horadar谩 profundos y extensos valles,
permitiendo el ingreso del mar m谩s hac铆a el interior del continente, en
especial, durante periodos interglaciares (c谩lidos) donde aumento
su nivel; pero en general, el sector costero, se presenta como
una sucesi贸n de tierras altas (mesetas) con laderas abruptas o paredones que
caen m谩s o menos verticales al mar, interrumpida por numerosos picos y cordones
cordilleranos, muy similares entre s铆, que generan un laberinto de canales,
donde cabos y pen铆nsulas terminan en forma abrupta, aun cuando los canales,
primarios o secundarios, en general son limpios y abiertos, permitiendo una
navegaci贸n tranquila.
Los amantes de la naturaleza hallar谩n en la zona de los canales patag贸nicos, una excelente oportunidad para disfrutar y sorprenderse con paisajes fuera de lo com煤n. Sin duda alguna, es un territorio de una belleza inusual e indescriptible. En todos los canales interiores de esta intricada, desmembrada y loca geograf铆a, hay abundantes bosques nativos, flora, avifauna, especies marinas, terrestre e invertebrados de todo tipo, donde incluso, es posible encontrar algunos casos muy excepcionales, como el Drag贸n de la Patagonia (Andiperla willinki) un insecto (extrem贸filo) del Orden Plec贸ptera, que toda su vida transcurre en el hielo y por tal motivo, tras su descubrimiento, es intensamente investigado por la comunidad cient铆fica.
Es un
territorio, donde una parte importante de las especies, son end茅micas
de estas latitudes, pero tambi茅n los canales nos ofrecen una navegaci贸n
protegida y segura hacia el frente de glaciares -que de otra manera no se podr铆a acceder y ver- en confortables embarcaciones, sin sufrir los embates del oleaje temido de los mares del sur, que pudiesen terminar por arruinar
nuestra mejor experiencia.